¿Imaginabas alguna vez que una «memoria del frío» en tu cerebro podría ser una clave para la gestión de tu peso? Un estudio revolucionario ha descubierto que el cerebro humano, y el de los mamíferos en general, tiene la capacidad de formar «memorias del frío» que, sorprendentemente, pueden activar el metabolismo de forma automática, incluso sin que la temperatura ambiental descienda realmente.
En Hispamedic, nos apasiona la vanguardia de la investigación médica y cómo los descubrimientos más inesperados pueden transformar nuestra comprensión de la salud. Estos hallazgos, liderados por el profesor Tomás Ryan del Trinity College Dublin y publicados en la prestigiosa revista Nature, están cambiando radicalmente nuestra percepción sobre la intrincada relación entre la memoria y las funciones corporales. Podrían abrir nuevas vías para combatir desafíos de salud como la obesidad.
El Cerebro y el Ambiente: Un Vínculo Más Profundo de lo Imaginado
La capacidad del cerebro para adaptarse a su entorno es bien conocida, pero esta investigación eleva esa comprensión a un nuevo nivel. Demuestra una sofisticada interacción entre la cognición y la fisiología.
Entrenando el Cerebro para Recordar el Frío
El equipo de investigación entrenó meticulosamente a un grupo de ratones. El objetivo era que estos animales asociaran señales visuales muy específicas con ambientes de baja temperatura. El resultado fue asombroso: al exponerse nuevamente a esas señales visuales, el cuerpo de los ratones comenzaba a calentarse automáticamente, incluso cuando el ambiente real estaba a una temperatura templada. Este es el corazón del concepto de la memoria del frío.
La Plasticidad del Cerebro y el Aprendizaje Fisiológico
Este experimento es una prueba contundente de la notable plasticidad del cerebro. Sugiere que el cuerpo no solo reacciona al frío en el momento, sino que también puede aprender y anticipar las necesidades térmicas, almacenando una memoria del frío que tiene efectos metabólicos directos.
Engramas Térmicos: Las Huellas Físicas de la Memoria del Frío
El estudio no solo observó la respuesta; también identificó dónde se almacena esta sorprendente memoria del frío en el cerebro.
Células Especiales en el Hipocampo
Los investigadores descubrieron que estas «memorias del frío» se almacenan en células muy especiales ubicadas en el hipocampo, una región del cerebro crucial para la formación de la memoria. Estas células han sido denominadas «engramas», y son las unidades básicas donde se codifican y retienen las experiencias. En este caso, el engrama contenía la memoria del frío.
Estimulación Artificial y Activación Metabólica
Para confirmar su hallazgo, el equipo llevó a cabo un experimento audaz: estimularon artificialmente estas células engramas. Al hacerlo, los ratones activaron su producción de calor corporal de manera notoria, lo que se traduce en una mayor quema de calorías, incluso sin la presencia de un estímulo frío real. Esto valida la existencia y la función de la memoria del frío.
Potenciales Implicaciones Terapéuticas: Más Allá de la Memoria del Frío

Los descubrimientos de este estudio no son solo una proeza de neurociencia básica. Abren un abanico de puertas a posibles tratamientos innovadores para enfermedades crónicas que afectan a millones de personas en España y el mundo.
Un Nuevo Enfoque para la Obesidad
Al aprovechar el control aprendido de la temperatura corporal a través de la memoria del frío, se podría explorar nuevas estrategias para combatir la obesidad. La capacidad de activar el metabolismo de forma controlada, aumentando el gasto energético sin necesidad de un frío real o ejercicio intenso, es un sueño para la medicina metabólica.
Posibles Vías para el Tratamiento del Cáncer
Aunque menos obvio a primera vista, entender cómo se regula el metabolismo y la producción de calor también podría tener implicaciones en el tratamiento del cáncer. Algunas terapias experimentales buscan explotar las diferencias metabólicas de las células cancerosas, y este control de la memoria del frío podría ofrecer herramientas adicionales.
Condicionamiento Clásico y la Memoria del Frío: Un Legado de Pavlov
La base conceptual de este experimento se asienta firmemente en los principios del condicionamiento clásico. Este es un tipo de aprendizaje asociativo que fue magistralmente demostrado por el fisiólogo ruso Iván Pavlov.
Del Perro de Pavlov a la Memoria del Frío
En el famoso experimento de Pavlov, los perros salivaban al escuchar una campana, que habían aprendido a asociar con la comida. Aquí, el principio es similar, pero el estímulo es mucho más complejo y la respuesta, fisiológica. Los ratones asociaron una señal visual con la experiencia del frío extremo, desarrollando así una memoria del frío.
La Ubicuidad de las Memorias Físicas
Cada vez encontramos más pruebas de que el cerebro no solo registra recuerdos cognitivos. También guarda «memorias físicas» o corporales, como las del frío, el dolor o incluso el placer. Estas se almacenan en intrincadas redes de neuronas, demostrando cuán profundamente el cerebro registra todo tipo de experiencias corporales, incluyendo la formación de una memoria del frío.
La Búsqueda de Engramas Térmicos: De la Intuición a la Evidencia
El equipo de investigación, liderado por el profesor Ryan, partió de una intuición brillante: si el cerebro tiene la capacidad de guardar memorias detalladas de olores y sabores, ¿por qué no podría hacer lo mismo con las temperaturas?
El Diseño del Experimento y la Memoria del Frío
Con esta hipótesis en mente, diseñaron un experimento muy ingenioso para buscar esos «engramas térmicos» o la memoria del frío que estaban convencidos de que existían. Colaboraron estrechamente con la profesora Lydia Lynch, ahora investigadora en la Universidad de Princeton, cuya experiencia en metabolismo fue crucial.
El Metabolismo como Indicador Clave
Decidieron usar el metabolismo como un indicador directo y cuantificable del recuerdo del frío. Si el metabolismo de los ratones aumentaba, significaba que su cuerpo estaba reaccionando como si sintiera frío, confirmando así la activación de la memoria del frío.
El Experimento Detallado: La Confirmación de la Memoria del Frío
Los ratones fueron entrenados en un ambiente cuidadosamente controlado. Se les expuso a una temperatura de 4 °C, un frío considerable para ellos, mientras se les presentaban simultáneamente ciertas señales visuales nuevas, presentes solo en esos contextos fríos.
La Respuesta Metabólica Inesperada
Después de solo unos días de este entrenamiento de condicionamiento, los investigadores realizaron la prueba clave. Les mostraron a los ratones las mismas señales visuales, pero esta vez a temperatura ambiente (templada). La respuesta fue sorprendente: los ratones aumentaron notablemente su metabolismo, quemando más energía como si realmente estuvieran sintiendo frío. Esto confirmaba la existencia de una poderosa memoria del frío.
Marcando las Células de la Memoria del Frío
Confirmado que los ratones podían recordar el frío de forma fisiológica, el equipo procedió a investigar qué sucedía a nivel cerebral. Utilizaron técnicas genéticas avanzadas para marcar específicamente las células neuronales que se activaron durante la experiencia inicial con el frío. Estas serían las células que albergaban la memoria del frío.
Manipulando la Memoria del Frío: Confirmación Directa
La fase siguiente del experimento fue aún más reveladora y sirvió para confirmar directamente el papel de estas células en la memoria del frío.
Optogenética para la Activación Dirigida
Cuando estimularon artificialmente esas células marcadas utilizando una técnica llamada optogenética (que permite controlar neuronas con luz), los ratones elevaron su metabolismo y comenzaron a generar calor, a pesar de que la temperatura ambiente seguía siendo templada. Este es un control directo sobre la memoria del frío.
Bloqueo de la Memoria del Frío y sus Efectos
Por otro lado, al bloquear específicamente esas mismas células, los ratones no pudieron reaccionar a las señales visuales, es decir, no mostraron la respuesta metabólica de calentamiento. Esto confirmó de manera irrefutable que esas memorias eran esenciales para la respuesta térmica y la activación de la memoria del frío.
Grasa Marrón y Memoria del Frío: Una Conexión Vital
La generación de calor por parte del cuerpo no es un proceso aleatorio. En este contexto, dependía en gran parte de un tipo especial de tejido.
El Papel Clave del Tejido Adiposo Marrón
La termogénesis (producción de calor) observada en los ratones dependía en gran medida del tejido adiposo marrón (BAT, por sus siglas en inglés). Esta es un tipo especial de grasa que, a diferencia de la grasa blanca que almacena energía, quema energía activamente para generar calor. El BAT está directamente controlado por el cerebro, y ahora sabemos que la memoria del frío puede activarlo.
Implicaciones para Trastornos Metabólicos
Según el doctor Aaron Douglas, coautor del estudio, esta fascinante conexión entre la memoria, la función de la grasa marrón y la producción de calor podría ser una clave fundamental para tratar trastornos metabólicos complejos como la obesidad. La manipulación de la memoria del frío ofrece una nueva vía.
Hacia el Control Terapéutico del Metabolismo Humano
La profesora Lynch enfatizó las emocionantes posibilidades futuras. Explicó que manipular estas «memorias del frío» en humanos podría abrir caminos totalmente nuevos para controlar el metabolismo de manera terapéutica.
Estrategias Innovadoras para la Gestión de Peso
Imagínense terapias que, a través de estimulación sensorial o incluso farmacológica, puedan activar estas memorias en personas. Podríamos potenciar el metabolismo de pacientes con obesidad, ayudándolos a quemar más calorías de forma pasiva, sin necesidad de exponerse al frío real o someterse a dietas extremadamente restrictivas. La memoria del frío es una herramienta poderosa.
Comprender Mejor la Mente y el Cuerpo
Además, entender cómo el cerebro recuerda experiencias físicas, como la memoria del frío, podría ayudarnos a comprender mejor aspectos complejos como las emociones, las decisiones y el comportamiento social. El profesor Ryan concluyó que nuestro cerebro evolucionó a partir de representaciones corporales básicas. Esta investigación muestra cuán profundas y fundamentales son las raíces físicas de nuestra mente y su impacto en nuestra salud.
La Ciencia Interdisciplinaria Abre Nuevos Horizontes en Salud
Este estudio es un brillante ejemplo de ciencia interdisciplinaria en su máxima expresión. Combina neurociencia, genética, fisiología y endocrinología en un solo proyecto, abriendo una nueva frontera en la investigación de la salud humana.
La capacidad del cerebro para formar y activar una memoria del frío con efectos metabólicos es un descubrimiento que tiene el potencial de transformar el tratamiento de la obesidad y otras enfermedades metabólicas. Aún queda mucho por investigar y validar en humanos, pero la dirección es clara y muy prometedora.
En Hispamedic, seguiremos de cerca estos avances y te mantendremos informado sobre cómo la ciencia nos acerca a una mejor comprensión y control de nuestra salud. El futuro de la medicina se ve cada vez más integrado y fascinante.
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